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Tipos de Piel                 

• Piel Muy Seca: Tensa, fina y frágil, carece de agua y se reconoce por su tacto áspero, falta de flexibilidad y suavidad, tirantez y picores que causa las zonas de irritación y el enrojecimiento que presen

• Piel Normal: Suave al tacto y su tono es más bien uniforme. Su textura es suave y sus poros son poco visibles. La piel normal no presenta ninguna imperfección aparente. Sus células producen una cantidad adecuada de elementos que permiten mantener una buena hidratación y protegerla de bacterias.

• Piel Mixta: Contiene zonas normales o secas y zonas grasas. La diferencia entre estas dos zonas puede ser más o menos marcada. Aunque las pieles mixtas representan la mayoría de las pieles adultas, las zonas secas tienden a extenderse hacia todo el rostro con la edad.

• Piel Grasa: Tiene un aspecto brillante y graso, con una textura irregular y poros dilatados propensa a los puntos negros.

Afecciones Dermatológicas      

Existen diferentes tipos de afecciones dermatológicas como las producidas por el sol o las erupciones típicas. Las consultas más frecuentes en el mostrador relacionadas al picor son:

• Xerosis: Piel seca con una pérdida importante de humedad que se cuartea y se descama. Hay que tratar cada uno de los factores que producen la sequedad cutánea. Cuidado con la higiene excesiva o el uso de jabones inadecuados que limpian la piel en exceso, eliminando los lípidos naturales.

• Dermatitis Atópica: Enfermedad inflamatoria crónica, en la que la piel muestra constantemente sequedad, picor e irritación.

• Dermatitis de Contacto: Piel enrojecida y con picor tras el contacto con sustancias irritantes o antigénicas.

• Dermatosis por fármacos: Tras el consumo de determinados fármacos pueden aparecer enrojecimiento y picor de la piel por efecto adverso del medicamento.

• Urticaria: aparición de manchas rojizas, elevadas y con prurito.

• Ictiosis: Trastorno cutáneo que se presenta con piel seca y escamosa.

Consejos Farmacéuticos – “Cuidado de la Piel”

• Hidrata tu piel de manera interna y externa.
  Esto se logra aumentando la ingesta de agua y aplicando cremas hidratantes que proporcionen los nutrientes adecuados que la piel requiere.

• Usa protector solar de forma correcta, diariamente.

• Realiza exfoliaciones suaves.
  Con la finalidad de eliminar las células muertas y estimular el riego sanguíneo de la piel. De esta forma la preparamos para lograr una mayor penetración de los hidratantes que se utilicen posteriormente.

• Descanso óptimo, dormir por lo menos ocho horas diarias.

• Dieta balanceada. Consume alimentos ricos en antioxidantes, vitaminas, vegetales verdes, frutas y alimentos ricos en Omega-3 y 6.

• Evitar al máximo el tabaquismo y la ingesta de alcohol.

• Utilizar una crema hidratante correcta de acuerdo con el tipo de piel que se tenga.

Tipos de Cabellos

1. Según su estructura y apariencia física, el cabello puede ser:

• Liso, lacio o lisótrico: Folículo circular y orientado verticalmente.

• Ondulado o cinótrico: Forma oval y orientado formando un ángulo agudo.

• Rizado o ulótrico: Forma elíptica y orientación casi paralela a la superficie de la piel.

2. Según la emulsión epicutánea que presenta se clasifica en:

• Normal: Equilibrada y el aspecto del cabello es brillante, suave y aterciopelado.

• Seco: Poca grasa/poca agua y el aspecto del cabello es áspero y quebradizo.

• Graso: Con alto contenido en grasa y el aspecto del cabello es brillante y pegajoso.

3.Según su resistencia se clasifica en:

• Cabello fino: Debido a un debilitamiento en la producción de queratina. Se da   generalmente en personas rubias o de cabello claro y con la piel fina.

• Cabello grueso: Debido a un aumento en la producción de queratina. Se da normalmente en personas de cabello oscuro y con la piel gruesa.

Afecciones Capilares     

• Cuero cabelludo graso: La producción de sebo en las glándulas sebáceas es excesiva, que llega incluso a producir picores. El cabello se impregna de este sebo y aparece apelmazado y con exceso de brillo. Carece de volumen porque la grasa lo aprisiona, impidiendo su movimiento.

• Cuero cabelludo seco: Las glándulas sebáceas no producen la cantidad suficiente de grasa para lubricarlo adecuadamente. El cabello seco presenta una consistencia frágil, opaca y quebradiza lo que hace que se enrede fácilmente, sea áspero, se encrespe y tenga algunas puntas abiertas, causándonos picazón en el cuero cabelludo, irritación o enrojecimiento y formándose caspa o descamación.

• Dermatitis seborreica: Se manifiesta como un exceso de grasa en el cuero cabelludo, acompañado de descamación e inflamación del mismo. La descamación que se produce puede ir desde escamas finas a escamas gruesas, que forman cicatrices en forma de costras que, en algunos casos, generan heridas en el cuero cabelludo. La dermatitis seborreica puede ser un factor coadyuvante para acelerar la caída del cabello.

• Caspa: La pitiriasis o caspa es un estado de descamación acelerada del cuero cabelludo, en el que se forman agregados de células córneas que se pueden observar a simple vista como placas finas y blancas (caspa seca), o gruesas y amarillentas (caspa grasa). Es más fuerte y común en personas de 20 a 30 años. Suele comenzar en la adolescencia y es muy rara en la vejez. No es frecuente en la infancia.

• Psoriasis: Se trata de una enfermedad de la piel que puede llegar a afectar al cuero cabelludo. A diferencia de lo que ocurre con la dermatitis seborreica, en el caso de la psoriasis, se produce una fuerte descamación de color blanco, muy seca y pegajosa que sobrepasa el límite del cuero cabelludo.

• Alopecia: La alopecia es una alteración capilar que está producida por la caída anormal del cabello (más de 100 pelos al día). No siempre que se cae más cabello de lo normal tiene porqué deberse a una alopecia permanente, que es el miedo más habitual. Hay una serie de factores que pueden generar una caída excesiva como son: el estrés, problemas hormonales, postparto, uso de medicamentos, entre otros.

Consejos Farmacéuticos – “Cuidado del Cabello”  

• Para mantener la higiene y el cuidado del cuero cabelludo es necesario limpiar sin agredir ni retirar la capa hidrolipídica, así un champú de uso diario no detergente (que no contenga tensioactivos) y de PH ligeramente ácido (para no romper los enlaces disulfuro de la queratina) puede mantener el equilibrio biológico del cabello.

• Lo ideal es utilizar un champú sin color, olor y que haga mínima espuma como los productos “syndet” (sin detergente). Nunca debe usarse demasiado champú ni aplicarlo directamente sobre el cuero cabelludo, primero hay que colocarlo en las manos y seguidamente distribuirlo en la cabeza (la espuma que se forma en la cabeza es suficiente para lavar el resto del cabello).

• Enjuagar el cabello abundantemente con agua tibia (el tiempo de enjuagado debe ser siempre mayor que el de lavado) y el secado al natural es más suave que el secador (temperatura tibia).

• La frecuencia con la que el pelo se debe lavar es variable y depende de la producción de grasa de cada persona, de su actividad física y del ambiente en que trabaja. El cepillado debe ser delicado para no atacar el cuero cabelludo y el cabello (peines y cepillos preferentemente de materiales naturales y no se debe olvidar limpiarlos regularmente con un champú o un jabón antiséptico).

• La utilización de accesorios en el cabello como horquillas, gomas, gorros, pañuelos, diademas… es totalmente inofensivo y podrá utilizarse siempre que la tracción que se realice sobre el folículo piloso no sea excesiva ya que podría producir una alopecia por tracción.

• Los productos químicos tipo tintes, espumas, lacas, gominas…podrían utilizarse en su justa medida, sin abusos y siempre que sean productos suaves y no agresivos. Los productos siliconados tan de moda previos a la utilización del secador o las planchas de peinado podrían ser beneficiosos siempre que las siliconas sean hidrosolubles y no se empleen en grandes cantidades.

• Es aconsejable adoptar un estilo de vida saludable, “anti-estrés” con una dieta equilibrada, variada, sana y ligera; incrementando el consumo de verduras frescas, frutas y cereales, sin olvidar alimentos ricos en ácidos grasos esenciales (AGE), aminoácidos sulfurados, zinc y vitaminas del grupo B.